El lugar donde reposa la tabla
El mes de noviembre es de especial significación para
el pueblo zuliano, ya que durante el mismo se llevan a cabo las
celebraciones en honor de la Chinita (equivalente zuliano de guajirita) o
Virgen de la Chiquinquirá. Es por este motivo que durante estos días,
la gaita suena con especial frenesí y alegría en todo el Zulia. De las
numerosas fiestas en honor a la Virgen, quizás la más impresionante sea
el llamado Amanecer Gaitero, en el que el pueblo de Maracaibo se
congrega en la madrugada del día 18 en la plazoleta de la Basílica, para
cantarle a la Chinita las Mañanitas y el Cumpleaños Feliz.
De acuerdo con la tradición zuliana, la Chinita llegó a
Maracaibo sobre las olas del lago. Cuenta la historia que un día del
año 1749, una sencilla mujer acababa de lavar su ropa en las orillas del
lago de Maracaibo, cuando repentinamente vio flotando una tablita de
madera fina, la cual recogió pensando en que le podría ser útil para
tapar la tinaja de agua que tenía en el corredor de su casa. A la mañana
siguiente, cuando estaba colando el café, la mujer escuchó unos golpes
como si alguien estuviera llamando. Fue a ver lo que sucedía y quedó
sobrecogida de asombro al ver que la tablita brillaba y que aparecía en
ella, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Por tal motivo, la
mujer comenzó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro!, por lo que de ahí proviene
el nombre de El Milagro a la actual avenida junto al lago, donde estaba
la casita de la lavandera. Luego de lo sucedido, numerosas personas
acudieron a presenciar el prodigio, convirtiéndose por esto la casa de
la humilde mujer en un lugar de veneración de la Virgen por parte de
múltiples creyentes.
Al tiempo de lo acontecido en casa de la humilde
lavandera, las autoridades de Maracaibo decidieron realizar una
procesión en honor de la Chinita. Cuenta la leyenda, que la Virgen era
llevada en hombros por dos hombres elegidos por el propio Gobernador,
cuando al doblar una esquina, la imagen se puso tan pesada que impidió
seguir moviéndola. Finalmente, después de muchos ruegos al cielo y
súplicas a la Virgen, uno de los presentes exclamó: "Tal vez la Virgen
no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de Dios". Según la tradición popular, estas palabras se tomaron
como una inspiración divina, ya que, la procesión cambió su rumbo hacia
la iglesia de la gente humilde de Maracaibo y la imagen recuperó su peso
normal. Es por esto, que desde ese día, la Virgen de la Chiquinquirá,
la querida Chinita, protege desde su templo, hoy basílica, al pueblo
zuliano.
Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Maracaibo
Doménico Ruggiero
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